Pasa por mi garganta y mi nariz
se impregnó de la esencia,esa composición química similar a un perfume cuyo fin
primordial es seducir.
Tomo mi cerveza trago a trago, sorbo a sorbo.
Lo mas importante no
es el líquido sino los pensamientos que brotan y nadan en esos breves minutos,
pero, paradojicamente sin ese liquido los extraños pensamientos permanecerian
escondidos y quien sabe, quizá jamás saldrían a la luz.
No tan helada porque el sabor se
pierde, no tan caliente porque a los primeros tragos la puedes detestar. Así es
la vida, como una buena cerveza. No depende de las marcas, no depende de la
graduación de alcohol, ni del estilo de fermentación, ni del color o textura.
Igual que la vida la cerveza perfecta esta en ese justo medio, difícil encontrar
la manera de provocarla, se da sola, se descubre en el mismo instante en que
hace el efecto perfecto y justo cuando se esta saboreandoese máximo placer, y ese efecto se va.
Sólo por el aroma. Tal vez por el
sabor que me deja la frescura. Seguro es por que me hidrata al mismo tiempo que
me nutre. Cuando llega el golpe de embriaguez, esa primer sensación similar al
mareo, a la confusión, al amor, pero sobre todo a la paz. Porque por unos
segundos, todo es insignificante, Dios se manifiesta y me dice que la vida es
tan simple y sólo la buscamos complicar.
De los que más he probado y me gustan, son los Chilenos. Los
Franceses me encantan sobre todo un buen Beaujolais. Argentinos estan
tolerables, mientras que los Méxicanos son cool y la mayoría de las veces
cumplidores. Los Españoles son los que de plano no me caen nada bien, lo
confieso, no los aguanto, alejenlos de mi paladar. Italianos tienen cierto
toque exótico, Australianos, Sudafricanos y Gringos pueden ser rarezas
agradables. Los benditos-malditos vinos. Hechos con uvas que van del rojo cristal al
purpura profundo, adicionadas de proteinas de maderas y climas en donde se
curten y vuelven a la vida en forma de otro monstruo más poderoso y a la vez
humilde.
Un joven productor musical empieza
a ganar popularidad y a ser invitado a diversos proyectos, entre ellos al grupo
virtual Gorillaz e incluso se cuela en las listas de éxitos con el proyecto
Gnarls Barkley y el hit Crazy. Luego de esto puede darse ya el lujo de elegir
en que y con quien trabajar: The Black Keys, Beck, Norah Jones, Daniel Luppi y
con el mismo Damon Albarn en The Good the Bad and the Queen.
El inicio de todo lo que le
brindó esa fama y reconocimiento fue el Gray
Album un divertimento en el que Brian Burton (verdadero nombre de Danger
Mouse) mezcló el Black y el White Album, del primero tomando las voces de Jay
–Z y del segundo el inagotable arsenal musical de The Beatles. Como era de
esperarse una vez que el mixtape cobró notoriedad gracias a revistas y sitios
web, el trabajo fue prohibido ya que infringía leyes de derecho de autor al
usar material de otros artistas sin los debidos permisos y pagos de regalías.
Sin estar oficialmente en circulación masiva (solo se hicieron unos miles de
ejemplares) el Gray Album tuvo un boom gracias al internet y sirvió para que se
tocara un nuevo punto en cuanto al debate de los derechos de autor, la
piratería además del ‘plagio’ como elemento o forma también artística.
Entonces este fue el primer
destello de Danger Mouse, ahora vayamos a la más reciente y ultima maravilla
del productor estadounidense. La presentación en el Show de David Letterman de
su proyecto Broken Bells en conjunto con
el músico James Marcer. La presentación es maravillosa por varios aspectos, de
entrada se realizó en el marco del 50 aniversario del famoso show del cuarteto
de Liverpool con Ed Sullivan, es decir el debut de los Beatles en la televisión
norteamericana y que tuvo ratings de audiencia brutales para la época por lo
que sería importantísimo para la fama mundial de la sensacional banda Inglesa.
Broken Bells deciden hacer un
cover a la melosa y romántica And I Love
Her y lo hacen de la mejor manera posible, se adueñan de la conocidísima
pieza para darle un toque actual gracias al uso del lenguaje relativamente
nuevo del sampleo -una vez más Danger Mouse sampleando a The Beatles- La
batería de Ringo Star en I´m the Walrus
es usada ahora para marcar el ritmo ingeniosamente (apoyados por imágenes del
propio Ringo en una vieja TV) para dar pie a la balada con guitarra acústica entretejida
por sintetizadores y órganos macabros, pero algo por demás fascinante es cuando
los psicodélicos violines de la misma I’m
the Walrus se cuelan para dividir la pieza en sus diferentes partes. La
canción se torna melancólica y sufrida gracias a la voz de Mercer quien matiza
de forma espectacular la melodía originalmente cantada por McCartney.
Volver a los orígenes y
explicarlos de forma actual es la lección que nos brindan estos Broken Bells de
la mano de la creatividad loca del Ratón
Peligroso. Quizá sea cierto eso de que ya nada nuevo pueda ser ya creado, no
hay hilo negro pero mi mente empieza a volar y a imaginarse un futuro en donde
varias de esas clásicas canciones que van cumpliendo de poco a poco entre 40 o
50 años de edad son recreadas por jóvenes talentos en un lenguaje apropiado
para los tiempos modernos; digo, si Beck ya hizo lo propio recientemente con ‘Love’ de John Lennon y le salió una
chulada de canción.