Sólo por el aroma. Tal vez por el
sabor que me deja la frescura. Seguro es por que me hidrata al mismo tiempo que
me nutre. Cuando llega el golpe de embriaguez, esa primer sensación similar al
mareo, a la confusión, al amor, pero sobre todo a la paz. Porque por unos
segundos, todo es insignificante, Dios se manifiesta y me dice que la vida es
tan simple y sólo la buscamos complicar.
Zaz, ¿una Adelle francesa?*
Hace 12 años
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